lunes, 21 de marzo de 2011

Un paréntesis, en honor al pueblo Japonés

                                             Para la reflexión


 A decir verdad, No tengo mucha información de la cultura oriental japonesa, excepto  que son los pioneros de la alta tecnología, la cultura del trabajo, la familia y la cultura del té.


Pero si, puedo opinar con propiedad  de su gastronomía, con lo cual me siento totalmente identificada.

Algo que siempre me ha llamado la  atención,  al frecuentar los restaurantes orientales, es la actitud de humildad  mental y sumisión que posee esta cultura, a diferencia de la nuestra los occidentales, cuya característica identificadora es la exagerada autoestima que nos damos a nosotros mismos.

 Luego me he informado, que no estaba muy lejos de la realidad. El artículo mencionaba textualmente lo siguiente:

“ Estas diferencias parecieran relacionarse con la percepción y apreciación del Yo propia de cada cultura. En un extremo se encuentra el denominado yo independiente, típico de la sociedad occidental y en el otro polo se halla el yo interdependiente. no sorprende que en algunas partes del japón ni siquiera exista el concepto de baja autoestima.”

También me ha llamado la atención, la estructura educacional.

La ley hace hincapié en la importancia de la madurez política y la tolerancia religiosa,  pero prohíbe expresamente toda vinculación de la educación con sistemas políticos u organizaciones religiosas, característica muy propia de nuestra cultura occidental, púes  en Japón la administración de la educación esta descentralizada.

En mi visión personal, tan solo aplicando un sistema de esta indole en occidente, podriamos solucionar gran parte del problema educativo.

Según estadística  una de las estrategias de progreso  del país se debe a que utilizan el sistema corporativo como principal medio de desarrollo empresarial.

  De hecho  no es solo de palabras, pues hemos podido palpar el civismo  y el altruismo de estos ciudadanos que hasta en momentos tan trágicos como fue el terremoto,  no perdieron la cordura y pudieron enseñar al mundo, que "las palabras no las llevan el viento".
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Observando  un reportaje hecho a la embajadora de Japón, por el noticiero,
 me impacto que mientras la periodista daba énfasis  sobre la central nuclear, sin menospreciar el grado de importancia del tema, la embajadora giraba su preocupación al ver a tantos coterráneos suyos, damnificados del terremoto, plasmando un altruismo total propio de su cultura,  inclusive cedió a las lagrimas…y dije dentro mío, “de la abundancia del corazón habla la boca".
Y hablando del tema, yo particularmente nunca he visto a ningún japonés mendigando, a pesar de que están diseminados por todo el globo terráqueo,ustedes saquen sus propias conclusiones.
Apreciados colegas, se dice que toda comparación resulta odiosa, pero también los buenos ejemplos pueden servirnos como parámetro para seguir creciendo, sin el ánimo de ser iguales a los demás.
Y para el pueblo Japonés ,ánimo y que sigan siendo siempre ,símbolo de ALTRUISMO,  fortaleza y optimismo.

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